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“Cuando Jesús salió de la casa de la niña, lo siguieron dos hombres ciegos, quienes gritaban: ¡Hijo de David, ten compasión de nosotros! Entraron directamente a la casa donde Jesús se hospedaba, y él les preguntó: ¿Creen que puedo darles la vista? Sí, Señor -le dijeron-, lo creemos. Entonces él les tocó los ojos y dijo: Debido a su fe, así se hará.
Mateo 9:27-29
Jesús nos hace la misma pregunta: ¿Realmente creemos?
El cristianismo no está supuesto a vivirse de forma humanista sino de forma espiritual. Es muy frustrante tratar de vivir el cristianismo sin fe en que Dios puede hacer lo supernatural.
Aun en nuestro tiempo personal con Dios (quiet time), momento para leer la Biblia y orar, no conseguiremos satisfacer la sed de nuestra alma si no tenemos fe en Dios. Las escrituras describen esto como tener una forma de divinidad pero negando sus poderes (2 Timoteo 3:5). Tal vez necesitemos superar la incredulidad.
¿Ha corrompido su corazón la incredulidad?
“Todo es puro para los de corazón puro. En cambio, para los corruptos e incrédulos nada es puro, porque tienen la mente y la conciencia corrompidas. Tales personas afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.”
Tito 1:15-16 NTV
No siempre vemos lo destructivo que es la incredulidad y no la consideramos pecado. Es fácil pensarla como solo un área en la cual necesitamos mejorar. Pero el apóstol Pablo, en esta carta a Tito, nos advierte que hay una conexión entre la corrupción y la incredulidad.
Tito 1:15-16 nos enseña que la incredulidad corrompe la mente y la conciencia y al final nos lleva a esfuerzos y caminos sin valor. La incredulidad es peligrosa porque nos hace cínicos, fatalistas, e incrédulos. Nos encontramos diciendo, “¿Porque intentarlo? De todos modos no va a funcionar o cambiar nada.”
La incredulidad nos hace pensar que Dios no es capaz o no le importa. También afecta las relaciones con la familia y amigos.
En lugar de tener visión e inspirar a las personas a nuestro alrededor, nos desalentamos y robamos la fe de otros arrastrándolos a nuestro hoyo de negatividad.
Sin fe en Dios, terminamos confiando en las “soluciones” humanistas para la vida.
3 “Soluciones” humanistas para la vida
INTELIGENCIA
Mente hiperactiva
Trata de resolver todo
Lleva a la frustración y la renuncia
EMOCIÓN
Emociones exageradas
Trata de controlar
Lleva a la amargura y al colapso
ACTIVIDAD
Vida sobre programada
Trata de “manejarlo”
Lleva al agotamiento y al conformismo
La vida nos sucede a todos y en el proceso de vivir nuestra fe recibe golpes que nos dejan desanimados, desilusionados y desalentados. Como consecuencia, nuestra visión de cambiar el mundo se ha convertido en teoría, y en su lugar el deseo confortable a renunciar. La verdad es que nuestra fe ha sucumbido (1 Timoteo 1:19) , y necesitamos aprender cómo reconstruirla.
3 pasos para ayudarnos superar la incredulidad
¿Hace cuánto tiempo que le pasa esto? -preguntó Jesús al padre del muchacho- Desde que era muy pequeño-contestó él- A menudo el espíritu lo arroja al fuego o al agua para matarlo. Ten misericordia de nosotros y ayúdanos si puedes. ¿Como que “si puedo”? Pregunta Jesús – Todo es posible si uno cree. Al instante el padre clamó: -Si, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!
Marco 9:21-24 NTV
En esta escritura, Jesús quiere ayudar a un padre con su hijo. Sin embargo, el padre se enseñó a afrontar, a manejar, a sobrevivir todo ese tiempo solo con su intención humanista que le enseñaba lo que quería creer, estaba luchando por tener fe en el poder de Dios.
Aqui estan 3 pasos que da la Biblia para aquellos que están tratando de confiar en el poder de la fe:
- Ejercicio (espiritual) diario
- Hacer cosas que le intimiden
- Dejar de retroceder y comenzar a luchar
Paso 1 : Ejercicio (espiritual) diario
Muchos de nosotros hemos tenido experiencias de rechazo, fracaso y dolor en nuestras relaciones. Aunque sea tentador estar en aislamiento por estas experiencias dolorosas, necesitamos sobrepasar el miedo a mostrar afecto si verdaderamente queremos buscar intimidad.
“No prestes atención a historias falsas, que la gente inventa. Más bien, esfuérzate por ser un buen discípulo de Jesucristo. Es verdad que el ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano, pero es mucho mejor esforzarse por confiar cada vez más en Dios porque nos hace bien aquí en la tierra y también nos servirá cuando vivamos en el cielo. Esto es una verdad que podemos creer, y debemos creer. Por eso nos esforzamos tanto, pues confiamos firmemente en Dios. El vive para siempre y es el Salvador de todos, especialmente de los que confían en él.”
1 Timoteo 4:7-10 TLAI
El primer paso para superar la incredulidad es ejercitar diariamente nuestra relación con Dios. La fe es tan difícil para nosotros porque es espiritual. Cambiar las cosas que podemos ver es algunas veces más fácil que cambiar espiritualmente.
Cuando ejercitamos nuestro cuerpo, podemos ver el progreso en los músculos o en la pérdida de peso. Ejercitarse espiritualmente no siempre resalta de inmediato, pero eventualmente toma forma desarrollando cosas como la resistencia, la visión, la disciplina o la determinación.
Dios nos llama a ejercitarnos espiritualmente diariamente. Es por esto que es tan importante orar y leer la Biblia, confesar el pecado y vivir transparentemente sin importar cómo nos sentimos emocionalmente. Entre más trabajemos en desarrollar estas herramientas espirituales más crecerá nuestra fe.
Paso 2 : Hacer cosas que le intimiden
“Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien?”
Santiago 2:14 NTV
Para algunos de nosotros solo hablar de fe no significa que la tengamos . Saber a cerca de la fe y tener fe son dos cosas diferentes.
El segundo capítulo del libro de Santiago claramente establece que la fe y las acciones van juntas. La única forma de superar la incredulidad tomando la decisión de hacer las cosas que nos asustan, intimidan y retan.
Paso 3: Dejar de retroceder y comenzar a lucha
“Los guerreros de Efraín, aunque estaban armados con arcos, dieron la espalda y huyeron el día de la batalla. No cumplieron el pacto de Dios y se negaron a vivir según sus enseñanzas.”
Salmos 78:9-10
¿De qué batalla está huyendo? Como los hijos de Efraín en esta escritura, podemos estar equipados con todos los talentos, tecnología, recursos y educación que el mundo ofrece, pero si huimos por miedo en vez de luchar, nunca ganaremos la batalla.
Todos tenemos batallas en nuestra vida que preferimos evitar. Evitarlas previene que nuestra vida se mueva hacia adelante en fe. La única forma de superar la incredulidad es dejar de huir y comenzar a luchar. Solo cuando comenzamos a luchar confirmamos que las promesas de Dios en la Biblia son verdaderas y confiables. No importa cual sea el resultado de la batalla, Dios está moviendo nuestra vida hacia adelante en fe.
Una pequeña cantidad de fe puede cambiarlo
todo…
“Más tarde los discípulos le preguntaron a Jesús en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio? Ustedes no tienen la fe suficiente -les dio Jesús-. Les digo en verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: Muévete de aquí hasta allá, y la montaña se movería. Nada sería imposible.”
Mateo 17:19-20
El tiempo con Dios (quiet time) no se puede medir por el tiempo que invertimos o los capítulos que leemos. Fe en Dios es el objetivo. La fe es tan potente, que solo una pequeña cantidad puede cambiarlo todo y nos permite enfrentarlo todo. Así que terminamos de la misma forma que comenzamos este devocional, con la pregunta de Jesús: ¿En verdad creen que puedo hacerlo?